La vida de cualquier ser humano es una larga cadena y una densa madeja de interacciones con los semejantes, y a diario nos toca afrontar diferencias de caracteres, de enfoques, de ideologías, de intereses, de métodos; porque cada uno de los seres humanos somos edición única, y cada grupo es también único e irrepetible.
En las épocas pasadas se recurría a tres medios para resolver las diferencias conflictivas:
Así, en sociedades poco complejas quedaba siempre poco margen para mantener una esfera de actividad individual. En muchos aspectos laborales, si bien es cierto que había más posibilidades de trabajo por cuenta propia, no en grandes empresas, sin embargo sí existían modelos rígidos que señalaban el modo de trabajar.
Hoy, a finales del siglo XX, en una sociedad enormemente compleja, las interacciones se han vuelto infinitas en número y sobremanera difíciles, y se han afirmado tres situaciones que ponen en crisis los consabidos estilos —o más bien sustituidos— de la negociación.