Algo más que un gato

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Algo más que un gato

Cuando llego a la única salida que tengo veo que está cerrada. El enorme candado no deja lugar a dudas. El plan original era volver por donde entramos, Chris tiene una cuerda en su mochila que era la que utilizaríamos para que los chicos desde el otro lado nos ayudaran, pero yo no tengo nada. Veo que sobre la pared hay unas enredaderas con flores, me acerco y tanteo hasta encontrar una especie de malla que es de donde se agarran, los huecos son lo suficientemente grandes como para que mi pie entre en ellos, pero no sé si soportará mi peso. Cuando escucho los pasos más cerca sé que es la mejor opción que tengo.

Comienzo a subir sintiendo algunas espinas clavarse en mis manos, la malla se siente inestable, me apresuro y cuando llego a la cima del muro estoy casi eufórica.

—¡Hey! —gritan dos hombres al dar conmigo al fin. Corren más rápido hacia a mí.

Todos nos detenemos en nuestras posiciones cuando escuchamos una fuerte explosión que viene de adentro de la casa. Aprovecho la confusión de los hombres para saltar hacia el otro lado a pesar de ser alto. Caigo lo mejor que puedo, pero uno de mis talones me molesta, no tengo tiempo de pensaren ello cuando comienzo a correr de nuevo. No importa la dirección, lo único que quiero es alejarme, aunque al mismo tiempo quiero volver porque lo irónico e injusto de la situación es que logré rescatar a uno de mis amigos, pero tuve que dejar a otro.